sábado, junio 17, 2006

Solo Llueve!


Iba caminando una tarde cualquiera por una de las calles mas transcurridas de la ciudad, estaba envuelta en la cotidiana rutina donde todo parece lo mismo y solo importa terminar el día, llegar a la casa, dormir y volver al otro día a comenzar de nuevo lo mismo, solo esperando que llega el tan ansiado fin de semana a ver si algo emocionante ocurre y tenemos algo diferente que contar el lunes. Sin embargo esa misma tarde que no salía de lo corriente, paso algo que rompía la aburrida monotonía del día a día, el cielo de repente comenzó a nublarse con un inmenso ejercito de nubes grises cargadas, a todo esto pasaba mientras mi mente divagaba calculando cuantos días faltaban para terminar la quincena, solo al escuchar el comentario de la muchacha de al lado en el carro publico que decía en voz alta en tono de reproche privado, - Anda! deje la sombrilla- la reacción fue en cadena, al parecer no fui la única que despertó del letargo de la rutina en ese momento.
Llego a mi parada acostumbrada ya con un paso mas acelerado de lo normal y sin esperar que me ponga totalmente de pie, la primera gota cae en mi hombro izquierdo e irónicamente solo un pensamiento vanidoso y superficial vino a mi mente
– Concho ayer fui al salón- sin salir de mi propio asombro me detuve un segundo y mire hacia arriba y analice que si corría hasta donde estaba mi próximo transporte en lo que esperaba que llegué de todas formas me mojaría. De repente, de la nada, sin pedir permiso, como esperando que yo estuviera totalmente desprotegida comenzó a caer un chaparrón de agua, las gotas parecían desbordarse desde una presa en el cielo. Todo cambio en un segundo, mire como en cámara lenta todo el mundo corría despavorido, los venduteros recorrían sus casetas, las sombrillas se abrían a una velocidad estrepitosa, la gente buscaba refugio hasta bajo sus propias manos en un intento inútil de evitar que el agua tocara sus cabezas. El agua corría por todos lados, abarcaba todo.
De repente como protagonista del escenario invadió todo lo que me rodeaba y yo allí parada pude apreciar lo que en tantas veces que pase por ese mismo lugar no me daba cuenta que estaba ahí, los colores, los letreros en las paredes, las frutas, los adoquines del suelo sucio y gastado, los sonidos, los olores, ahora lo veía todo frente era como si el agua de repente hubiera quitado una manta invisible que cubría todo y ahora lo veía todo por primera vez.
En ese instante el salón, la ropa, la rutina desaparecieron de mi mente, miraba todo con ojos de recién nacido, estaba presenciando un milagro frente a mis ojos, uno que tal vez no nos parece tan grande en medio del afán, pero que sin darnos cuenta nos altera la vida, invade cada recoveco, penetra la mas mínima abertura, impregna la tierra con un olor inconfundible que nos hace pensar en chocolate de agua, nos hace recordar momentos pasados y en casos como el mió nos hace reaccionar ante la cegadora rutina en la cual todo se tiñe de gris y se nos olvida mirar a los lados.
Toda esta reflexión filosófica pasaba por mi mente cuando un señor de edad un podo avanzada ataviado con una boina gris trataba de avanzar con toda la velocidad que su edad le permitía y al verme en el medio de la acera atontada y con expresión de quien acaba de descubrir la formula de la felicidad me miro y me dijo – Joven, muévase pronto, es solo lluvia -

2 comentarios:

Kiki A.Ortiz dijo...

es solo lluvia
barbaro! q chulo

Anónimo dijo...

wao me encanto lo que acabo de leer.... Me transportarte hasta ese sentimiento, ese de los milagros diarios invisibles y siempre presentes, anonimos, milagros simples, complicados de explicar, es como un choque con la verdad escondida por nuestros propios parpados, o por el foco con el que decidimos vivir lo que nos rodea, con tus palabras pude comprender absolutamente el sentido latente en ese instante de tu cotidianidad rota o quizas alterada por una pausa, una pausa exquicita para disfrutar de esos momentos a los que llamas felices, o esos que son grandes oportunidades para vivir intensamente y sentir como las gotas aterrizan en tierra, como el cielo se deshace y cae sobre ti dejandote desprovista de armas de rutina, drenando tus pensamientos y limpiandolo de la realidad adherida esa que es un chicle, un lastre oscuro que no deja ver esos milagros espontaneos que nos dejan el alma llenita de sabiduria y de esa sensacion tan confortable de estar vivos de a deveras!!!

keep walking!!